Cuando Bush mintió sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak y pasó por encima del ordenamiento internacional para llevar a cabo su agresión a este pueblo, profundizó el camino del desprestigio para los Estados Unidos. Ahora que Bush sigue respaldando a Uribe Vélez en las mentiras, con las que justificó la agresión a Ecuador del pasado 1 de marzo, es obvio que estamos ante la aprobación que concede el maestro a su aventajado alumno.
El 5 de marzo en el Consejo Permanente de la OEA, los EEUU se opusieron a que Uribe Vélez fuera calificado como violador y trataron de impedir que se le obligara a cumplir con tratados multilaterales universalmente aceptados, como quedó consignado en la Declaración final: “El hecho ocurrido constituye una violación de la soberanía y de la integridad territorial del Ecuador y de los principios del derecho internacional”.
Fue necesaria la Cumbre del Grupo de Río del día 7 -al que EEUU no pertenece- para que se obligara a Uribe a pedir plenas disculpas y a dar garantías de no repetición de la agresión. Además de exigirle acatar el Derecho Internacional: “Recordamos también los principios, consagrados por el derecho internacional, de respeto a la soberanía, de abstención de la amenaza o el uso de la fuerza y de no injerencia en los asuntos internos de otros Estados”.
Los EEUU tratan de enterrar lo logrado por el Grupo de Río, porque el camino de Bush siempre ha sido el del bilateralismo, hundiendo el multilateralismo; tratando de aplastar la autodeterminación de las naciones con la globalización neoliberal y la supuesta guerra sin fronteras contra sus opositores, a quienes llama terroristas.
El pulso con el imperialismo sigue, ahora en un contexto de internacionalización del conflicto colombiano, que demuestra además, que sí existe un conflicto interno, muy a pesar de la negativa de Uribe por aceptarlo así. Esta confrontación evidencia el inmenso valor que tiene la unidad de los pueblos latinoamericanos, para hacerle contrapeso a la potencia del norte y demuestra la eficacia de Foros en los que no participen los EEUU, cuando se trata de defender los intereses de las mayorías nacionales de América Latina.
El reto que enfrenta la OEA es demostrar su utilidad para resolver pacíficamente y de manera conjunta, los conflictos que existen en el continente. Cuánto tiempo más, Colombia tendrá que soportar el régimen oligárquico que acaudilla Uribe, alineado con el camino ruin de Bush, con sus mentiras, agresiones y desconocimiento del Derecho Internacional.
El futuro de los colombianos no es el de agredir a pueblos hermanos, tampoco es el de ser un país paria que ignora las leyes y regulaciones convenidas internacionalmente. A las mayorías nacionales nos queda el reto de asumir con fuerza la construcción de la Solución Política del conflicto interno y de unirnos al esfuerzo democratizador que vive América Latina.
El 5 de marzo en el Consejo Permanente de la OEA, los EEUU se opusieron a que Uribe Vélez fuera calificado como violador y trataron de impedir que se le obligara a cumplir con tratados multilaterales universalmente aceptados, como quedó consignado en la Declaración final: “El hecho ocurrido constituye una violación de la soberanía y de la integridad territorial del Ecuador y de los principios del derecho internacional”.
Fue necesaria la Cumbre del Grupo de Río del día 7 -al que EEUU no pertenece- para que se obligara a Uribe a pedir plenas disculpas y a dar garantías de no repetición de la agresión. Además de exigirle acatar el Derecho Internacional: “Recordamos también los principios, consagrados por el derecho internacional, de respeto a la soberanía, de abstención de la amenaza o el uso de la fuerza y de no injerencia en los asuntos internos de otros Estados”.
Los EEUU tratan de enterrar lo logrado por el Grupo de Río, porque el camino de Bush siempre ha sido el del bilateralismo, hundiendo el multilateralismo; tratando de aplastar la autodeterminación de las naciones con la globalización neoliberal y la supuesta guerra sin fronteras contra sus opositores, a quienes llama terroristas.
El pulso con el imperialismo sigue, ahora en un contexto de internacionalización del conflicto colombiano, que demuestra además, que sí existe un conflicto interno, muy a pesar de la negativa de Uribe por aceptarlo así. Esta confrontación evidencia el inmenso valor que tiene la unidad de los pueblos latinoamericanos, para hacerle contrapeso a la potencia del norte y demuestra la eficacia de Foros en los que no participen los EEUU, cuando se trata de defender los intereses de las mayorías nacionales de América Latina.
El reto que enfrenta la OEA es demostrar su utilidad para resolver pacíficamente y de manera conjunta, los conflictos que existen en el continente. Cuánto tiempo más, Colombia tendrá que soportar el régimen oligárquico que acaudilla Uribe, alineado con el camino ruin de Bush, con sus mentiras, agresiones y desconocimiento del Derecho Internacional.
El futuro de los colombianos no es el de agredir a pueblos hermanos, tampoco es el de ser un país paria que ignora las leyes y regulaciones convenidas internacionalmente. A las mayorías nacionales nos queda el reto de asumir con fuerza la construcción de la Solución Política del conflicto interno y de unirnos al esfuerzo democratizador que vive América Latina.
Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN)
¡De la Resistencia al Poder Popular!
¡Siempre junto al Pueblo!
¡Ni un paso Atrás...Liberación o Muerte!
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El anterior escrito no refleja necesariamente la postura política e ideológica de EL MACARENAZOO, por lo tanto no se responsabiliza del mismo.
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