G.A.C.R.
Las universidades públicas de nuevo en pie de lucha. Ayer, al salir en conjunto fueron apoyadas por estudiantes de otras universidades, como la Externado, que sienten que con el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2006 -2010, continuidad del proyecto uribista de 2002- 2006, se ven perjudicados varios derechos constitucionales y menoscabadas libertades individuales y colectivas de importancia. Ya son varias las semanas de paro que completan las tres universidades públicas del distrito (y en el país también), en razón del desacuerdo generado con la aprobación, sobretodo, del Artículo 38 del PND, que lapida de una vez el buen funcionamiento de la universidad pública colombiana, pues su presupuesto se verá disminuido considerablemente al saber que cada institución de educación superior pública tendrá que solventar el pasivo pensional propio y no el Estado, que de esta forma se lava las manos.
En este contexto, ayer se realizó un Carnaval universitario de protesta. El carnaval demostró que los estudiantes universitarios pueden protestar pacíficamente, que la señalización causada por los medios y por el comandante de la policía de Bogotá, es infundada. El carnaval, donde la música, la danza y las propuestas artísticas, se unieron como forma de rechazar el PND, y sentar la voz de inconformismo, realzó el ambiente de la universidad en las calles de la ciudad. El carnaval, que tuvo como punto de encuentro la Universidad Nacional y culminó en la Plaza de Bolívar, pasando por la calle 53 y la carrera 7ª, convocó a por lo menos unos 15.000 estudiantes, trabajadores y comunidad universitaria en general. El carnaval demostró que la protesta pacífica existe, pues en el trayecto todos colaboraron en dejar en alto su buen nombre, el nombre de Universidad Pública e integrante de la comunidad universitaria: No hubo provocaciones, ni agresiones, como muchos podrían pensar, la marcha llegó sana a la Plaza de Bolívar.
Allí, con orquesta a bordo, la concentración fue masiva. Hacía las 5 de la tarde se desocupó la plaza con el compromiso de que hoy, a las 2 p.m., en la Universidad Nacional, se reúnan las tres universidades públicas, a discutir propuestas y planes de articulación universitaria. El carnaval, en sí, fue un éxito: Se sentó la inconformidad mediante el arte, demostrando que la violencia no es necesaria y que tampoco la generan los estudiantes universitarios, que tienen su cabeza con precio por culpa de las declaraciones mal habidas del comandante de la policía de Bogotá, quien al parecer tiene nexos con los paramilitares.
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Al salir, tomé la Avenida Jiménez, rumbo a la carrera décima. Al llegar allí, observe algo que suscitó mi interés: Los integrantes del Escuadrón de Matones A Distancia (ESMAD), que acompañaron la marcha todo el transcurso en una clara muestra de represión a las manifestaciones artísticas de protesta, subían a las tanquetas, en coordinación con un representante de Secretaría de Gobierno, armados. Sí, en vez de quitarse su disfraz de Robocop, se lo arreglaron más… ¿por qué, si se supone, ya todo había terminado? Cinco minutos después encontré la respuesta…
Estos elementos antisociales, en manada, llegaron a la carrera décima con calle 18, donde transitaban algunos estudiantes que provenían de la Plaza de Bolívar, y arremetieron contra ellos de una forma asesina, canalla, fascista. Al llegar a ese sitio, de las tanquetas descendieron decenas de hombres vestidos de negro, y también arribaron varias motos de transito con su respectivo barrillero: un asesino del ESMAD por moto. La gente que pasaba por el lugar de forma pacífica, por el andén incluso, fue sorprendida cuando los sicarios lanzaron indiscriminadamente dos papa – bombas, que causaron escozor e incertidumbre, en realidad, la forma criminal que utiliza el Estado para guardar la impunidad; al crear confusión, el ESMAD corrió hacia la gente golpeándola y dejándola mal herida, tratando de justificar un asesinato más, porque son expertos en ello.
Fue en ese momento que, con mi carné de prensa puesto, me acerqué más, pues contra una pared tenían a una persona golpeándola; al disponerme a tomar la foto (y esto es una cuestión de segundos), fui sorprendido a mi lado derecho por un puño de un asesino de estos. Al momento, reaccioné retrocediendo, sin poder tomar la foto, alejándome de la impunidad, y aturdido. El golpe lo recibí en la cara, afortunadamente sin gravedad alguna… y favorablemente para mí, haberme alejado; de lo contrario, la historia sería otra si estos asesinos me hubieran cogido.
Dos violaciones fragantes: Por un lado, como estudiante universitario, me agredieron sin justa razón, y por otro, un ataque a la libertad de prensa, puesto que colgaba mi escarapela que me acreditaba como periodista.
En la noche, los medios, liderados por RCN, mostraron “disturbios de la marcha universitaria… que fueron controlados por la policía con gases lacrimógenos.” Un sofisma de distracción frente a lo que había pasado en la Plaza de Bolívar y en las calles de Bogotá toda la tarde. La policía agredió, y capturó: En la calle 19 con décima, subieron en dos camiones a dos personas, cada una en un vehículo; cada camión lleno de ESMAD… Una de esas personas se logró identificar como una estudiante de la Universidad Distrital que es mamá, lo que da una característica especial a la arbitraria captura. Según Manuel Tapias, de la Defensoría del Pueblo, los cargos por los que se retuvo a varias personas son “lesiones personales.” ¡Qué paradójico! Los policías agrediendo y después acusando a los otros de ser los causantes del problema… Siguiendo órdenes, desde el individuo que aparece en la foto y está sin identificación (que dirigió el escuadrón de matones que estuvo en la calle 19), hasta el comandante de policía que no desaprovecha ni un día en recordar que los antiimperialistas “con cresta tipo punk” y los anarcos también punkeros, causantes de los daños del primero de mayo y del 11 de marzo, son estudiantes universitarios “identificados”, por los cuales se paga una jugosa recompensa.
La protesta pacífica en Colombia está prohibida. Es más, todo tipo de inconformismo; cuidado lo cogen más de tres veces mostrando repudio, exigiendo sus derechos, mañana lo pueden estar capturando, o si no, ofreciendo de medio millón a un millón de pesos por su cabeza. La represión y la estigmatización se están convirtiendo en el pan de cada día de este sistema capitalista: “No proteste, si lo hace, después lo agarramos”, es la consigna de los asesinos. Solamente mueva la cabeza de arriba abajo, no ponga objeción alguna al PND, así las cosas irán mejor y estaremos libres de terroristas… La protesta de ayer fue un éxito, pese al ESMAD, y cada uno de los desadaptados que lo componen. Que siga el paro, pero sin dar papaya; que se siga sustentando en la calle este grito de libertad; que se acabe el aparato de represión representado en la “Seguridad Democrática”, pilar del PND.
En este contexto, ayer se realizó un Carnaval universitario de protesta. El carnaval demostró que los estudiantes universitarios pueden protestar pacíficamente, que la señalización causada por los medios y por el comandante de la policía de Bogotá, es infundada. El carnaval, donde la música, la danza y las propuestas artísticas, se unieron como forma de rechazar el PND, y sentar la voz de inconformismo, realzó el ambiente de la universidad en las calles de la ciudad. El carnaval, que tuvo como punto de encuentro la Universidad Nacional y culminó en la Plaza de Bolívar, pasando por la calle 53 y la carrera 7ª, convocó a por lo menos unos 15.000 estudiantes, trabajadores y comunidad universitaria en general. El carnaval demostró que la protesta pacífica existe, pues en el trayecto todos colaboraron en dejar en alto su buen nombre, el nombre de Universidad Pública e integrante de la comunidad universitaria: No hubo provocaciones, ni agresiones, como muchos podrían pensar, la marcha llegó sana a la Plaza de Bolívar.
Allí, con orquesta a bordo, la concentración fue masiva. Hacía las 5 de la tarde se desocupó la plaza con el compromiso de que hoy, a las 2 p.m., en la Universidad Nacional, se reúnan las tres universidades públicas, a discutir propuestas y planes de articulación universitaria. El carnaval, en sí, fue un éxito: Se sentó la inconformidad mediante el arte, demostrando que la violencia no es necesaria y que tampoco la generan los estudiantes universitarios, que tienen su cabeza con precio por culpa de las declaraciones mal habidas del comandante de la policía de Bogotá, quien al parecer tiene nexos con los paramilitares.
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Al salir, tomé la Avenida Jiménez, rumbo a la carrera décima. Al llegar allí, observe algo que suscitó mi interés: Los integrantes del Escuadrón de Matones A Distancia (ESMAD), que acompañaron la marcha todo el transcurso en una clara muestra de represión a las manifestaciones artísticas de protesta, subían a las tanquetas, en coordinación con un representante de Secretaría de Gobierno, armados. Sí, en vez de quitarse su disfraz de Robocop, se lo arreglaron más… ¿por qué, si se supone, ya todo había terminado? Cinco minutos después encontré la respuesta…
Estos elementos antisociales, en manada, llegaron a la carrera décima con calle 18, donde transitaban algunos estudiantes que provenían de la Plaza de Bolívar, y arremetieron contra ellos de una forma asesina, canalla, fascista. Al llegar a ese sitio, de las tanquetas descendieron decenas de hombres vestidos de negro, y también arribaron varias motos de transito con su respectivo barrillero: un asesino del ESMAD por moto. La gente que pasaba por el lugar de forma pacífica, por el andén incluso, fue sorprendida cuando los sicarios lanzaron indiscriminadamente dos papa – bombas, que causaron escozor e incertidumbre, en realidad, la forma criminal que utiliza el Estado para guardar la impunidad; al crear confusión, el ESMAD corrió hacia la gente golpeándola y dejándola mal herida, tratando de justificar un asesinato más, porque son expertos en ello.
Fue en ese momento que, con mi carné de prensa puesto, me acerqué más, pues contra una pared tenían a una persona golpeándola; al disponerme a tomar la foto (y esto es una cuestión de segundos), fui sorprendido a mi lado derecho por un puño de un asesino de estos. Al momento, reaccioné retrocediendo, sin poder tomar la foto, alejándome de la impunidad, y aturdido. El golpe lo recibí en la cara, afortunadamente sin gravedad alguna… y favorablemente para mí, haberme alejado; de lo contrario, la historia sería otra si estos asesinos me hubieran cogido.
Dos violaciones fragantes: Por un lado, como estudiante universitario, me agredieron sin justa razón, y por otro, un ataque a la libertad de prensa, puesto que colgaba mi escarapela que me acreditaba como periodista.
En la noche, los medios, liderados por RCN, mostraron “disturbios de la marcha universitaria… que fueron controlados por la policía con gases lacrimógenos.” Un sofisma de distracción frente a lo que había pasado en la Plaza de Bolívar y en las calles de Bogotá toda la tarde. La policía agredió, y capturó: En la calle 19 con décima, subieron en dos camiones a dos personas, cada una en un vehículo; cada camión lleno de ESMAD… Una de esas personas se logró identificar como una estudiante de la Universidad Distrital que es mamá, lo que da una característica especial a la arbitraria captura. Según Manuel Tapias, de la Defensoría del Pueblo, los cargos por los que se retuvo a varias personas son “lesiones personales.” ¡Qué paradójico! Los policías agrediendo y después acusando a los otros de ser los causantes del problema… Siguiendo órdenes, desde el individuo que aparece en la foto y está sin identificación (que dirigió el escuadrón de matones que estuvo en la calle 19), hasta el comandante de policía que no desaprovecha ni un día en recordar que los antiimperialistas “con cresta tipo punk” y los anarcos también punkeros, causantes de los daños del primero de mayo y del 11 de marzo, son estudiantes universitarios “identificados”, por los cuales se paga una jugosa recompensa.
La protesta pacífica en Colombia está prohibida. Es más, todo tipo de inconformismo; cuidado lo cogen más de tres veces mostrando repudio, exigiendo sus derechos, mañana lo pueden estar capturando, o si no, ofreciendo de medio millón a un millón de pesos por su cabeza. La represión y la estigmatización se están convirtiendo en el pan de cada día de este sistema capitalista: “No proteste, si lo hace, después lo agarramos”, es la consigna de los asesinos. Solamente mueva la cabeza de arriba abajo, no ponga objeción alguna al PND, así las cosas irán mejor y estaremos libres de terroristas… La protesta de ayer fue un éxito, pese al ESMAD, y cada uno de los desadaptados que lo componen. Que siga el paro, pero sin dar papaya; que se siga sustentando en la calle este grito de libertad; que se acabe el aparato de represión representado en la “Seguridad Democrática”, pilar del PND.
1 comment:
"la señalización causada por los medios y por el comandante de la policía de Bogotá" ¿Qué es eso?
Yo conocía del señalamiento, pero estas nuevas formas de represión me intimidan más en tanto no las conozco.
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