La Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos (OFAC) acaba de imponer una multa al célebre cineasta Oliver Stone por haber violado las leyes de lo que allá llaman eufemísticamente embargo y no es más que un incivilizado, brutal y sistemático bloqueo, universalmente reconocido y condenado por abrumadora mayoría en el seno de las Naciones Unidas.
A Stone y a la productora Ixtlan se les acusa de haber viajado a Cuba para filmar entre el 2002 y el 2003 dos películas sobre el líder de la Revolución cubana. El Nuevo Herald, vocero de la mafia anticubana del Sur de la Florida, desplegó en su edición de ayer la noticia. En las plazas medievales solían publicarse tales bandos a modo de escarmiento. La moderna Inquisición retoma esa añeja práctica: El mensaje, obviamente, va dirigido contra todo aquel que haciendo valer su derecho a la libertad de creación y la de expresión, quiera reflejar objetivamente la realidad de la Isla, así sea un individuo como Oliver Stone, a quien nadie en su sano juicio podrá tildar de antinorteamericano después de haber visto, como cientos de espectadores habaneros durante el 28 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, su película World Trade Center, sobre el atroz atentado terrorista contra las Torres Gemelas.
Son harto conocidos los avatares de Stone para realizar sus películas sobre Fidel. La primera, titulada Comandante y encargada por la cadena por cable HBO, no pudo exhibirse en el plazo de tiempo pactado debido a las presiones del lobby anticubano de Miami y sus patrocinadores de la derecha estadounidense.
Stone tuvo que acceder a las exigencias de volver a filmar para incluir entrevistas con algunos empleados de la Oficina de Intereses de EE.UU. en La Habana, cuya capacidad histriónica, puesta en función de demonizar a la Revolución cubana, se desmoronó en la nueva producción, Looking for Fidel.
Es muy probable que los funcionarios de la OFAC hayan tomado nota de las declaraciones de Stone durante la presentación de Looking for Fidel en el Festival de Cine de San Sebastián, España: "Castro —dijo allí— es un gran anfitrión. Te mira directamente a los ojos. Me dio la impresión de que se fiaba de mí, y eso me gustó, [...] Pude hacer todas las preguntas sobre conflictos internos del país, el futuro de la isla después de Castro y la presión internacional a la que se ve sometida Cuba, especialmente por el gobierno del presidente de Estados Unidos, George W. Bush. [...] Castro es uno de los hombres más sabios, es un superviviente y un Quijote. Admiro su revolución, su fe en sí mismo y su honestidad".
Para las actuales autoridades norteamericanas, una opinión libre y desprejuiciada como esa, tiene su precio. De modo que hay que buscar resquicios y artilugios, pese a que los productores de Stone cumplieron con el farragoso expediente de las licencias, para castigar e impedir que se piense con cabeza propia. No importa que se haga obvio lo que ya se sabe: La victimización del propio pueblo norteamericano, impedido de viajar libremente a la isla, por parte de quienes ejercen el criminal bloqueo contra Cuba.
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El anterior escrito no refleja necesariamente la postura política e ideológica de EL MACARENAZOO, por lo tanto no se responsabiliza del mismo. Imagen tomada de: http://www.frontpagemag.com/media/Homepage/Oliver-Stone-Castro.jpg