EL SENTIDO POLÍTICO EN LA HISTORIA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN COLOMBIA Y LA POSIBILIDAD DE ALTERNATIVAS
Por: Jickson Rodríguez Heredia (EL MACARENAZOO)
Infinidad de veces se ha escuchado el debate acerca del papel político de los medios de comunicación y su influencia en los diferentes sectores sociales. Para abordar este debate una vez mas habría que aclarar algunos aspectos. En primer lugar, cómo se entiende lo político en este contexto y dependiendo de este concepto, qué participación política tienen la sociedad y sus diferentes comunidades. Ahora, si se habla de participación política de las comunidades en los medios de comunicación, cabría la inquietud acerca del tipo de concepción que se tiene de la palabra “comunicación”.
Aún entre algunos autores se mantiene viva la discusión por la comunicación, si esta es sinónimo de información o no, y en caso de serlo ¿qué grado de objetividad se puede alcanzar al momento de informar? teniendo en cuenta que quienes informan o tienen algún tipo de influencia directa o indirecta sobre los medios de comunicación, responden a unos intereses particulares.
Llevando este presupuesto a términos más concretos, entre los medios de comunicación podemos encontrar: los que sirven a los intereses transnacionales y a los intereses estatales. Estos dos tipos de medios no son exclusivos de los gobiernos de derecha, pues algunos sectores de izquierda piensan los medios de comunicación, como la forma de transmitir a la población sus doctrinas e ideologías políticas, que en muchos casos son pensadas y promulgadas por determinados grupos de intelectuales. De esta manera lo único que se está constituyendo es un modelo de medios estatales. Por ejemplo para Lenin los medios de comunicación debían ser manejados por la socialdemocracia. Los absolutismos ante los medios de comunicación que plantean tanto la derecha como algunas izquierdas deslegitiman del todo los intereses y participación popular, de tal manera que la denominada democratización de los medios sólo se reduce a que los receptores de información puedan acceder y se adhieran al discurso estatal, provocando así la homogenización del pensamiento.
Cuando los medios de comunicación transnacionales y estatales no permiten la maduración de una sociedad, por supuesto no en términos del capitalismo, sino de autodeterminación, esta debe pensarse la posibilidad de crear nuevos medios. Es en este momento cuando se vuelve a revivir el debate por lo alternativo, es decir, si este término se define por la forma en que se elabora, por quien lo elabora o por su mismo contenido. Algunos teóricos afirman que un medio es alternativo por no ser producido de forma industrial, sino artesanalmente; otros prefieren llamar alternativo a un medio por ser elaborado al interior de una comunidad en particular, dándole a los medios comunitarios el carácter de alternativos; finalmente hay otro grupo de teóricos que prefieren llamar alternativo a la consolidación de una opción ideológica diferente a la del Estado actual y a la de las transnacionales.
Esta controversia sólo se puede abordar desde realidades concretas, en primer lugar para determinar si han existido medios alternativos, en segundo lugar para determinar si es necesario que existan y en último lugar para preguntarse si él o los organismos que manejan los medios masivos de comunicación le pertenecen a la sociedad.
En el caso particular de Colombia, los medios masivos de comunicación han cuidado los intereses estatales y transnacionales, pues la matización de la información es tal que se ha logrado democratizar, entendida la democratización de los medios como se dijo anteriormente, como la adhesión al discurso del agente monopolizador, llámese Estado o transnacionales, a tal punto que se ha podido recategorizar la realidad. Para un oyente, un televidente o un lector es más importante saber quién salió eliminado de un reallity, o cual es la pareja actual de un personaje de telenovela a saber cuál es la situación actual de la educación pública, o en qué le va a afectar el Tratado de Libre Comercio como trabajador o pequeño productor. Si el Estado impone políticas de gobierno privatizadoras y represivas y los medios de comunicación manejan posturas polarizadas, encubridoras y distractoras de la realidad, es evidente que ni el Estado, ni las transnacionales y mucho menos los medios masivos de comunicación le pertenecen a la sociedad, ya que en lugar de protegerla con su labor de denunciar, lo único que hacen es ponerla en riesgo al encubrir los atropellos cometidos por los diferentes órganos de poder, dejando en interrogante el carácter de sociedad civil, ya que esta, en la guerra o conflicto que se vive actualmente, también está incluida.
Al convertirse los medios masivos de comunicación en organismos parainstitucionales y paraestatales, existe la necesidad de que existan medios alternativos, pues los medios de comunicación en la actualidad se han convertido en instrumentos de guerra y los alternativos deberían cumplir el papel de armas de las clases populares y por ende es indispensable que estas también participen de alguna manera en estos. El haberse convertido en armas tanto para el sometimiento como para la liberación no es cosa solamente de la actualidad, pues los medios de comunicación en Colombia, históricamente han jugado un papel muy importante en la historia, ya que en estos es que se han llevado a cabo las mayores batallas ideológicas y políticas del país.
Aunque después de la aparición del primer periódico en 1785 llamado “Aviso del Terremoto”, hasta finales del siglo XIX las publicaciones periódicas no duraban por mucho tiempo ya que las guerras civiles las hacían acabar; sus formas de impresión no se hacían de forma industrial y su material escrito era bastante corto en comparación con los periódicos de otros países en esa época, la prensa escrita sí cumplió un papel muy importante en los cambios políticos, históricos y sociales de Colombia, ya que cada publicación se convertía en una tribuna de enfrentamiento entre las diversas ideologías, no solo en el ámbito político, sino científico y literario, aunque de alguna manera estos dos campos también contribuyeron a las transformaciones políticas, pues algunas tesis científicas y algunas corrientes literarias como el romanticismo contradecían algunas doctrinas de la Iglesia y del Virreinato de la Nueva Granada y por ende cumplieron un papel de resistencia.
Pese a que “Aviso del Terremoto” no duró mas de tres publicaciones, el solo hecho de haber podido salir a la luz pública causó un impacto en todo el pueblo que estaba acostumbrado a vivir en el oscurantismo colonial, el cual solo inculcaba silencio y obediencia. Esta y otras publicaciones posteriores, fueron las que ayudaron a traer las ideas de la Revolución Francesa y del romanticismo.
Por ejemplo en el siguiente fragmento de una editorial de “El Papel Periódico de Santafé”, un periódico dirigido por algunos criollos, publicado por primera vez el 9 de Febrero de 1791, se comienzan a observar algunas de las principales ideas de la ilustración y de la Revolución Francesa:
“A pocas reflexiones que haga el hombre sobre sí mismo, conocerá que este predicado de racional le obliga a vivir según la razón. Él verá que todas sus acciones deben ser ilustradas y dirigidas por ese rayo celestial con que ha sido ennoblecida su naturaleza. Y viéndose colocado en medio de los dos de su especie, no podrá menos de concebir acerca de su persona una obligación muy propia de la dignidad de su ser. La utilidad común será el primer objeto que desde luego se pondrá ante sus ojos. Este recíproco enlace que forma la felicidad del universo, hará en su ánimo una sensación que no podrá mirar con indiferencia. Y mucho mas cuando considerándose un republicano como los otros, ve que la definición de este nombre le constituye en el honroso empeño de contribuir al bien de la causa pública”.[1]
Aunque no parezca un discurso reformador o que rompa esquemas, habrá que ubicarlo en su contexto, pues el elogio al hombre racional e ilustrado es la prueba de que en ese momento comenzaba a ponerse en duda el paradigma del hombre monárquico, para que se pudiera dar paso a un nuevo tipo de Estado, El republicano, como aparece en el fragmento, que aunque burgués y utilitarista refleja el accionar político, en este caso de las élites criollas, quienes no necesitaron un medio de comunicación impreso de manera industrial, ni de extensiones tales como las de los periódicos actuales.
Dentro del contexto de esa época, a pesar de que estos periódicos fueron escritos por las élites criollas, sí causaron en el pueblo unas nuevas ideas, la idea de independencia, la idea ser ilustrado y de alguna manera se puede decir que fueron una alternativa para combatir al Estado de entonces, cumpliendo así los medios su función como instrumento de guerra.
Luego de que Colombia se independizó de España, el periodismo dio un vuelco bastante notorio al introducirse en los medios, la información de hechos que acontecían en el país y de propaganda; para Jaime Jaramillo Uribe, la introducción de estos dos elementos, es lo que consolida el periodismo moderno. Aunque los periódicos no perdían su carácter de difusión ideológica, en este caso la lucha no era contra el Estado monárquico, sino entre liberales y conservadores, estos dos partidos a su vez subdivididos en otras corrientes ideológicas, pero en lo único que coincidían era en la introducción de la propaganda y de la información.
Las luchas bipartidistas que se vieron en el campo de la prensa fueron tan intensas, que el sectarismo político no se hizo esperar, pues los rótulos estaban determinados por el periódico que cada cual leyera. En este caso el medio de comunicación no deja de ser un arma de guerra, pero el mismo sectarismo evita que las clases populares puedan consolidar un proyecto político en común, lo que sí pudieron hacer las oligarquías liberales y conservadoras a mediados del siglo XX con el denominado Frente Nacional, dejando de lado las supuestas identidades políticas que un día los caracterizó. La ideología liberal que un día tradujo las novelas de Víctor Hugo y Lamartine, y que creía en Jesucristo como líder populista se disolvió para dar paso en la actualidad a la privatización de los recursos naturales, la autorización a las transnacionales de saquear las riquezas nacionales y la implantación de una democracia que ha legitimado cada vez mas al Estado actual, al no dar muchas opciones de participación.
Pero los partidos tradicionales no han sido los únicos usuarios de los medios, pues a principios del Siglo XX cuando empezaron a llegar las ideas socialistas a Colombia, curiosamente después de las antisocialistas, los periódicos también fueron usados para difundir este tipo de ideas, como concebir a Jesucristo el primer socialista, condiciones más dignas de trabajo, la reivindicación del obrero en el trabajo y de la huelga. Por ejemplo en un fragmento de un periódico llamado Ravachol dice:
“Avanza obrero¡... escucha ¿Sabes quien eres? No. Si lo supieras ha tiempo que te hubieras redimido: el socialismo será tu redención. Abrázalo nutriendo tu alma de las savias enseñanzas por las que murió ese Cristo inmortal que lleva el nombre de Ferre (...)
¡Alza la frente gigante portentoso y piensa un instante en tu grandeza y el arma terrible de la huelga, esa arma que esgrime el socialismo! Paraliza tu brazo y entonces verás el mundo convertido en ruinas, en campo de miseria y de terror. Paraliza tu brazo gigantesco para que puedas comprender tu grandeza y digo bien, porque paralizar tu brazo es paralizar el progreso universal, y paralizar las artes y las industrias caerá a tus pies el burgués, el potentado, el fraile demandándote piedad...”[2]
Aunque no son propuestas informativas y periodísticas en todo el sentido de la palabra, estos medios de comunicación socialistas buscan darle un lugar importante en el mundo y en el trabajo a las clases populares, pese a que tras ello está la difusión de una ideología política. No se trata de importar modelos Europeos o de que las élites intelectuales o los partidos políticos decidan lo que a ellos les parezca más conveniente, sino de que las mismas comunidades comiencen a pensar políticamente de manera que puedan apropiarse de sus medios de comunicación
En este sentido se hace evidente que un medio de comunicación denomínese alternativo o no, se constituye como un arma política de guerra. Para convertirse en alternativo, el medio debe ser un instrumento que actúe a favor de la comunidad y a su vez también la haga partícipe de la construcción de este, sin importar su difusión, siempre y cuando responda a las necesidades de cada tipo de sociedad. Al responder a estas necesidades los medios de comunicación se convierten en armas tan fuertes que siempre van a tratar de censurarse ya sea ideológica o físicamente. Pero la resistencia a todo tipo de represión depende del nivel de pertenencia que tengan las comunidades del medio. No es como lo plantea el eslogan de RCN “como usted no puede hablar nosotros lo hacemos por usted”. Usted si puede hablar y nadie tiene que hacerlo en su lugar.
BIBLIOGRAFÍA:
VEGA, Renan. Gente muy rebelde, Socialismo, cultura y protesta popular. Bogotá, Ediciones Pensamiento crítico, 2002,
RESTREPO TIRADO, Ernesto (comp.) Medios y Nación, Historia de los medios de comunicación en Colombia. Bogotá, Editorial Aguilar, 2003
Por: Jickson Rodríguez Heredia (EL MACARENAZOO)
Infinidad de veces se ha escuchado el debate acerca del papel político de los medios de comunicación y su influencia en los diferentes sectores sociales. Para abordar este debate una vez mas habría que aclarar algunos aspectos. En primer lugar, cómo se entiende lo político en este contexto y dependiendo de este concepto, qué participación política tienen la sociedad y sus diferentes comunidades. Ahora, si se habla de participación política de las comunidades en los medios de comunicación, cabría la inquietud acerca del tipo de concepción que se tiene de la palabra “comunicación”.
Aún entre algunos autores se mantiene viva la discusión por la comunicación, si esta es sinónimo de información o no, y en caso de serlo ¿qué grado de objetividad se puede alcanzar al momento de informar? teniendo en cuenta que quienes informan o tienen algún tipo de influencia directa o indirecta sobre los medios de comunicación, responden a unos intereses particulares.
Llevando este presupuesto a términos más concretos, entre los medios de comunicación podemos encontrar: los que sirven a los intereses transnacionales y a los intereses estatales. Estos dos tipos de medios no son exclusivos de los gobiernos de derecha, pues algunos sectores de izquierda piensan los medios de comunicación, como la forma de transmitir a la población sus doctrinas e ideologías políticas, que en muchos casos son pensadas y promulgadas por determinados grupos de intelectuales. De esta manera lo único que se está constituyendo es un modelo de medios estatales. Por ejemplo para Lenin los medios de comunicación debían ser manejados por la socialdemocracia. Los absolutismos ante los medios de comunicación que plantean tanto la derecha como algunas izquierdas deslegitiman del todo los intereses y participación popular, de tal manera que la denominada democratización de los medios sólo se reduce a que los receptores de información puedan acceder y se adhieran al discurso estatal, provocando así la homogenización del pensamiento.
Cuando los medios de comunicación transnacionales y estatales no permiten la maduración de una sociedad, por supuesto no en términos del capitalismo, sino de autodeterminación, esta debe pensarse la posibilidad de crear nuevos medios. Es en este momento cuando se vuelve a revivir el debate por lo alternativo, es decir, si este término se define por la forma en que se elabora, por quien lo elabora o por su mismo contenido. Algunos teóricos afirman que un medio es alternativo por no ser producido de forma industrial, sino artesanalmente; otros prefieren llamar alternativo a un medio por ser elaborado al interior de una comunidad en particular, dándole a los medios comunitarios el carácter de alternativos; finalmente hay otro grupo de teóricos que prefieren llamar alternativo a la consolidación de una opción ideológica diferente a la del Estado actual y a la de las transnacionales.
Esta controversia sólo se puede abordar desde realidades concretas, en primer lugar para determinar si han existido medios alternativos, en segundo lugar para determinar si es necesario que existan y en último lugar para preguntarse si él o los organismos que manejan los medios masivos de comunicación le pertenecen a la sociedad.
En el caso particular de Colombia, los medios masivos de comunicación han cuidado los intereses estatales y transnacionales, pues la matización de la información es tal que se ha logrado democratizar, entendida la democratización de los medios como se dijo anteriormente, como la adhesión al discurso del agente monopolizador, llámese Estado o transnacionales, a tal punto que se ha podido recategorizar la realidad. Para un oyente, un televidente o un lector es más importante saber quién salió eliminado de un reallity, o cual es la pareja actual de un personaje de telenovela a saber cuál es la situación actual de la educación pública, o en qué le va a afectar el Tratado de Libre Comercio como trabajador o pequeño productor. Si el Estado impone políticas de gobierno privatizadoras y represivas y los medios de comunicación manejan posturas polarizadas, encubridoras y distractoras de la realidad, es evidente que ni el Estado, ni las transnacionales y mucho menos los medios masivos de comunicación le pertenecen a la sociedad, ya que en lugar de protegerla con su labor de denunciar, lo único que hacen es ponerla en riesgo al encubrir los atropellos cometidos por los diferentes órganos de poder, dejando en interrogante el carácter de sociedad civil, ya que esta, en la guerra o conflicto que se vive actualmente, también está incluida.
Al convertirse los medios masivos de comunicación en organismos parainstitucionales y paraestatales, existe la necesidad de que existan medios alternativos, pues los medios de comunicación en la actualidad se han convertido en instrumentos de guerra y los alternativos deberían cumplir el papel de armas de las clases populares y por ende es indispensable que estas también participen de alguna manera en estos. El haberse convertido en armas tanto para el sometimiento como para la liberación no es cosa solamente de la actualidad, pues los medios de comunicación en Colombia, históricamente han jugado un papel muy importante en la historia, ya que en estos es que se han llevado a cabo las mayores batallas ideológicas y políticas del país.
Aunque después de la aparición del primer periódico en 1785 llamado “Aviso del Terremoto”, hasta finales del siglo XIX las publicaciones periódicas no duraban por mucho tiempo ya que las guerras civiles las hacían acabar; sus formas de impresión no se hacían de forma industrial y su material escrito era bastante corto en comparación con los periódicos de otros países en esa época, la prensa escrita sí cumplió un papel muy importante en los cambios políticos, históricos y sociales de Colombia, ya que cada publicación se convertía en una tribuna de enfrentamiento entre las diversas ideologías, no solo en el ámbito político, sino científico y literario, aunque de alguna manera estos dos campos también contribuyeron a las transformaciones políticas, pues algunas tesis científicas y algunas corrientes literarias como el romanticismo contradecían algunas doctrinas de la Iglesia y del Virreinato de la Nueva Granada y por ende cumplieron un papel de resistencia.
Pese a que “Aviso del Terremoto” no duró mas de tres publicaciones, el solo hecho de haber podido salir a la luz pública causó un impacto en todo el pueblo que estaba acostumbrado a vivir en el oscurantismo colonial, el cual solo inculcaba silencio y obediencia. Esta y otras publicaciones posteriores, fueron las que ayudaron a traer las ideas de la Revolución Francesa y del romanticismo.
Por ejemplo en el siguiente fragmento de una editorial de “El Papel Periódico de Santafé”, un periódico dirigido por algunos criollos, publicado por primera vez el 9 de Febrero de 1791, se comienzan a observar algunas de las principales ideas de la ilustración y de la Revolución Francesa:
“A pocas reflexiones que haga el hombre sobre sí mismo, conocerá que este predicado de racional le obliga a vivir según la razón. Él verá que todas sus acciones deben ser ilustradas y dirigidas por ese rayo celestial con que ha sido ennoblecida su naturaleza. Y viéndose colocado en medio de los dos de su especie, no podrá menos de concebir acerca de su persona una obligación muy propia de la dignidad de su ser. La utilidad común será el primer objeto que desde luego se pondrá ante sus ojos. Este recíproco enlace que forma la felicidad del universo, hará en su ánimo una sensación que no podrá mirar con indiferencia. Y mucho mas cuando considerándose un republicano como los otros, ve que la definición de este nombre le constituye en el honroso empeño de contribuir al bien de la causa pública”.[1]
Aunque no parezca un discurso reformador o que rompa esquemas, habrá que ubicarlo en su contexto, pues el elogio al hombre racional e ilustrado es la prueba de que en ese momento comenzaba a ponerse en duda el paradigma del hombre monárquico, para que se pudiera dar paso a un nuevo tipo de Estado, El republicano, como aparece en el fragmento, que aunque burgués y utilitarista refleja el accionar político, en este caso de las élites criollas, quienes no necesitaron un medio de comunicación impreso de manera industrial, ni de extensiones tales como las de los periódicos actuales.
Dentro del contexto de esa época, a pesar de que estos periódicos fueron escritos por las élites criollas, sí causaron en el pueblo unas nuevas ideas, la idea de independencia, la idea ser ilustrado y de alguna manera se puede decir que fueron una alternativa para combatir al Estado de entonces, cumpliendo así los medios su función como instrumento de guerra.
Luego de que Colombia se independizó de España, el periodismo dio un vuelco bastante notorio al introducirse en los medios, la información de hechos que acontecían en el país y de propaganda; para Jaime Jaramillo Uribe, la introducción de estos dos elementos, es lo que consolida el periodismo moderno. Aunque los periódicos no perdían su carácter de difusión ideológica, en este caso la lucha no era contra el Estado monárquico, sino entre liberales y conservadores, estos dos partidos a su vez subdivididos en otras corrientes ideológicas, pero en lo único que coincidían era en la introducción de la propaganda y de la información.
Las luchas bipartidistas que se vieron en el campo de la prensa fueron tan intensas, que el sectarismo político no se hizo esperar, pues los rótulos estaban determinados por el periódico que cada cual leyera. En este caso el medio de comunicación no deja de ser un arma de guerra, pero el mismo sectarismo evita que las clases populares puedan consolidar un proyecto político en común, lo que sí pudieron hacer las oligarquías liberales y conservadoras a mediados del siglo XX con el denominado Frente Nacional, dejando de lado las supuestas identidades políticas que un día los caracterizó. La ideología liberal que un día tradujo las novelas de Víctor Hugo y Lamartine, y que creía en Jesucristo como líder populista se disolvió para dar paso en la actualidad a la privatización de los recursos naturales, la autorización a las transnacionales de saquear las riquezas nacionales y la implantación de una democracia que ha legitimado cada vez mas al Estado actual, al no dar muchas opciones de participación.
Pero los partidos tradicionales no han sido los únicos usuarios de los medios, pues a principios del Siglo XX cuando empezaron a llegar las ideas socialistas a Colombia, curiosamente después de las antisocialistas, los periódicos también fueron usados para difundir este tipo de ideas, como concebir a Jesucristo el primer socialista, condiciones más dignas de trabajo, la reivindicación del obrero en el trabajo y de la huelga. Por ejemplo en un fragmento de un periódico llamado Ravachol dice:
“Avanza obrero¡... escucha ¿Sabes quien eres? No. Si lo supieras ha tiempo que te hubieras redimido: el socialismo será tu redención. Abrázalo nutriendo tu alma de las savias enseñanzas por las que murió ese Cristo inmortal que lleva el nombre de Ferre (...)
¡Alza la frente gigante portentoso y piensa un instante en tu grandeza y el arma terrible de la huelga, esa arma que esgrime el socialismo! Paraliza tu brazo y entonces verás el mundo convertido en ruinas, en campo de miseria y de terror. Paraliza tu brazo gigantesco para que puedas comprender tu grandeza y digo bien, porque paralizar tu brazo es paralizar el progreso universal, y paralizar las artes y las industrias caerá a tus pies el burgués, el potentado, el fraile demandándote piedad...”[2]
Aunque no son propuestas informativas y periodísticas en todo el sentido de la palabra, estos medios de comunicación socialistas buscan darle un lugar importante en el mundo y en el trabajo a las clases populares, pese a que tras ello está la difusión de una ideología política. No se trata de importar modelos Europeos o de que las élites intelectuales o los partidos políticos decidan lo que a ellos les parezca más conveniente, sino de que las mismas comunidades comiencen a pensar políticamente de manera que puedan apropiarse de sus medios de comunicación
En este sentido se hace evidente que un medio de comunicación denomínese alternativo o no, se constituye como un arma política de guerra. Para convertirse en alternativo, el medio debe ser un instrumento que actúe a favor de la comunidad y a su vez también la haga partícipe de la construcción de este, sin importar su difusión, siempre y cuando responda a las necesidades de cada tipo de sociedad. Al responder a estas necesidades los medios de comunicación se convierten en armas tan fuertes que siempre van a tratar de censurarse ya sea ideológica o físicamente. Pero la resistencia a todo tipo de represión depende del nivel de pertenencia que tengan las comunidades del medio. No es como lo plantea el eslogan de RCN “como usted no puede hablar nosotros lo hacemos por usted”. Usted si puede hablar y nadie tiene que hacerlo en su lugar.
BIBLIOGRAFÍA:
VEGA, Renan. Gente muy rebelde, Socialismo, cultura y protesta popular. Bogotá, Ediciones Pensamiento crítico, 2002,
RESTREPO TIRADO, Ernesto (comp.) Medios y Nación, Historia de los medios de comunicación en Colombia. Bogotá, Editorial Aguilar, 2003
[1] SANTOS MOLANO, Enrique. La misión del periodismo bogotano en la formación de la nación. En: RESTREPO TIRADO, Ernesto (comp.) Medios y Nación, Historia de los medios de comunicación en Colombia. Bogotá, Editorial Aguilar, 2003, p. 25.
[2] Juan Francisco Moncaleano, “Socialismo la redención del obrero”, Ravachol, Septiembre 18 de 1910. Tomado de: VEGA, Renan. Gente muy rebelde, Socialismo, cultura y protesta popular. Bogotá, Ediciones Pensamiento crítico, 2002, p. 102.
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