Señor Alvaro Uribe
Presidente de la Republica
Carta abierta a la opinion publica.
Cordial saludo,
Puede que usted no sepa quien soy, o no me recuerde. Mi nombre es Diana Gomez, hija de Jaime Gomez, asesor de Piedad Cordoba desaparecido el 21 de marzo y luego asesinado. En varias oportunidades le he dirigido cartas relacionadas con las violaciones de los derechos humanos a las que fue sometido mi padre. Hoy le escribo desde mi dolor de hija, no para referirme a la inoperancia del Estado en el esclarecimiento de su asesinato, sino para desde mis más hondos sentimientos expresarle mi rechazo por sus pronunciamientos del pasado 20 de octubre. Ese dia, señor Presidente, mi padre cumplía 56 años, pero ya no podia desearle un feliz cumpleaños porque en el contexto de conflicto armado y guerra sucia que vive el pais, alguien decidio llevarselo para devolverlo en huesos. El mismo vacío que yo senti el pasado viernes lo tuvo que haber experimentado usted con el asesinato de su padre. Ambos sabemos que vacio tan horrible se experimenta, la ausencia se posa, extrañamente, como una presencia más frente a la cual uno no puede hacerse el de la vista gorda. Señor Presidente, entre su caso y mi caso hay grandes distancias, enormes.
Nosotros pasamos por la horrible sensación de terror, miedo, incertidumbre que produce la desaparicion forzada, por la sensacion de no saber si mi padre estaba o no vivo, si lo ibamos o no a encontrar. El drama de la desaparicion forzada tiene sus especificidades y dolores propios, sabemos quiénes suelen ser sus perpetradores, sabemos del alto grado de impunidad que se instala con estos crimenes, pero tambien se qué significa perder un padre de manera violenta. Entre la sensación que experimenté con la desaparicion del mío y el secuestro sé que hay grandes distancias, pero encuentro cercanías. Me imagino, con cierto conocimiento de causa, el dolor que sienten las y los hijos, madres, padres, esposas y hermanos de las personas que estan hoy secuestradas. Los pensamientos de dolor y angustia que se posan en sus mentes pensando en si han o no comido, si estan o no enfermos, sí estan siendo bien tratados, si pueden aguantar el encierro, la privacion de la libertad y las arbitrariedades del flagelo. Sé que habrá momentos en que pierden la esperanza, sé que hay otros en que recargan energías y sé que desde el viernes tienen de nuevo el corazon en vilo.
No es justo Señor Presidente que usted, como maximo representante de nuestro Estado, continué parandose desde una postura de vencedor, cuando lo que está en juego es algo más que un quién gana y un quien pierde. Son vidas de seres humanos, historias y proyectos de vida individuales y colectivos los que están en medio. En juego está la viabilidad del pais, nuestro futuro. Le invito a tomar una pausa y pensar en lo que siente cada uno de los familiares de las personas secuestradas cuando usted decreta que a sangre y fuego serán rescatados sus seres queridos. Yo estoy harta de tanto muerto, la salida no es por la profundizacion de la guerra, por el odio, el rencor, la venganza, el triunfalismo. De venganza en venganza venimos año tras año. ¿Que ha quedado? Más muertos, más pobreza, más impuestos, dinero destinado para la guerra, menos inversion social, impunidad, más seres resentidos, más personas cruzadas por tristezas que se expresan en sus rostros cotidianamente. Asi no hay un futuro exitoso por construir.
Yo quiero tener la certeza de que los atentados del 19 de octubre fueron perpetrados efectivamente por las FARC, y entonces quiero oir un pronunciamiento publico en el que nos expresen su posicion. Quiero que sean claras cuáles son las condiciones de parte y parte para la negociacion, las limitantes reales, los argumentos contundentes de seguridad y politicos. Quiero debatir sobre ellos, opinar, que las organizaciones sociales seamos oidas, que la comunidad internacional acompañe estos procesos y que se valore a los individuos que están en el centro del conflicto. Deseo que se deje de jugar con las expectativas de los familiares de los secuestrados pues ademas de las vulneraciones de las que ya son objeto, no tiene presentacion que la concrecion de sus esperanzas dependa del vaiven de escandalos o crisis institucionales del gobierno. Señor Presidente, espero que muchas hijas puedan abrazar a sus padres porque han vuelto del monte, del secuestro, y no se queden con esa sensacion de vacio que yo siento. No quiero que la lucha que hoy adelantan sea para recibir solo huesos de sus padres, de sus seres queridos.
Diana Marcela Gomez.
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El anterior escrito no refleja necesariamente la postura política e ideológica de EL MACARENAZOO, por lo tanto no se responsabiliza del mismo.