G.A.C.R.
Estamos en época de monaguillos, de politiqueros, de santos, de cristianos, de “paras” (supuestamente desmovilizados) que quieren gobernar, de faranduleros, de jóvenes con ganas de probar… Estamos, en fin, en época electoral: Se aproximan las elecciones para “elegir” alcaldes, gobernadores, concejales, diputados; se aproxima el contentillo de la sociedad, las urnas, la libertad de elegir a mi candidato…
Quiero escribir desde lo que conozco, desde mi percepción, quiero escribir como deber ciudadano, como labor social, y, sobretodo, porque quiero desmentir, o, por lo menos, sembrar la semilla de duda en la concepción “democracia”. Y aprovecho la coyuntura adrede…
Desde un espacio de discusión se ha pensado y se ha re conceptualizado lo que se entiende por “democracia”, el poder del pueblo para elegir, y es ésta frase la que enmarca una primera definición de este sistema: La libertad de elegir, sí, la libertad de elegir entre A o B, o hasta C; elegir entre Alas Equipo Colombia, Cambio Radical, y otros uribistas; y el Polo, o, si algunos quieren el Partido Liberal. La libertad dentro de unas condiciones dadas es lo mismo que se conoce como consumismo: Yo tengo la libertad de elegir entre tomar una Coca-Cola o tomar un Águila, o, en otro caso, una manzana Postobón… Yo puedo decidir tomar esto porque lo compro y es lo que encuentro en el mercado. Yo decido entre Peñalosa, Moreno o Galán, porque es lo que encuentro en el mercado, pero en otro tipo de lógica, ojo: en el sistema electoral, en la democracia colombiana.
El consumismo es la base que sustenta el capitalismo, el imperialismo, y a la postre, la subyugación y la pérdida de recursos naturales y humanos… La libertad acá se concibe como un acto falaz, como una matización del dominio, como un contentillo de la sociedad: “Tú vives en este estado con mis reglas, no inventes nada, síguelas, y cree en la felicidad de poder elegir… entre mis productos A, B, o hasta C, pero siempre en mi sistema, siempre con mi dinero, siempre con mis ventajas y despropósitos, siempre apoyándome. No lo dudes… perderías la condición de ciudadano…”, parece escucharse a lo lejos, palabras mal pronunciadas que, seguramente, nunca se oirán, nunca se pronunciarán.
Coca-Cola, Águila (Bavaria, no perdón, Sab-Miller), Postobón… son elementos que ayudan a perpetuar el consumismo, es decir, la subyugación, el deterioro de la calidad de vida, en fin, son el aire de la libertad… que brinda el sistema, en el cual muchos, muchísimos, están absortos, drogados, embelesados. Una muestra de ello es la democracia, ¿y qué es esto sino un ramal más de ese tronco grueso y envejecido del monárquico consumismo, del eterno imperialismo? El sistema electoral, el colombiano en el caso que nos atañe, no ha escapado de esas ataduras de “libertad”: Que es necesario superar un umbral, que la ley de bancadas, que su voto importa pero uno no hace la diferencia, etc., etc. Es decir, “ven, vota, elígeme, porque tengo salud, empleo, educación, oportunidades… necesito tu voto aunque, si acaso (dependiendo del poder), no importa, tengo algunos muertos que me pueden colaborar”. La libertad de una marcación, de una x sobre una foto, sobre un nombre, sobre un logo azul, rojo, o hasta amarillo… La libertad de elegir entre el candidato uribista que propone “empleo, educación, salud, oportunidades…”; el candidato cristiano que apoyándose en “Dios y el pueblo” propone “empleo, educación, salud, oportunidades…”; y hasta el candidato de la izquierda democrática, del Polo, que propone “empleo, educación, salud, oportunidades…”
La democracia es una farsa, que no es ajena al consumo en el centro comercial; al consumo de la telenovela de turno, donde un rico se vuelve pobre y al revés; tampoco es ajena al opio de la sociedad: el fútbol; ni tampoco es extraña de las movilizaciones en contra de las FARC y el secuestro que desconocen problemas más de fondo; y, mucho menos, es extraña al billete de la guerra con el que pagamos parte del pasaje de Trans Milenio… Todo está cortado con la misma tijera del costurero capitalista. La democracia es un contentillo del sistema con la gente, donde se da la oportunidad de que usted se sienta feliz, representado, libre…
“Nadie es libre, hasta que todos lo sean”: Voltaire. ¿Y quién lo es? ¿No es usted el estudiante que se ve obligado a coger Trans Milenio porque le quitaron los demás medios de transporte? ¿No es usted el que estudia en la Distrital porque el sistema no lo dejó en la Nacional? ¿No es usted quien en las elecciones de octubre se va a encontrar con un tarjetón que le da a “escoger” entre A, B, C o hasta voto en blanco, que no sirve para nada porque los invalidan? ¿Usted es libre? ¿A usted no le piden papeles en la calle? ¿A usted no le ponen trabas gubernamentales a la hora de hacer un papeleo o hasta para ser revisado por un doctor? ¿Es usted libre? Si tantas personas no lo son, sólo hay un espacio para la libertad: O el trabajo tipo esclavitud, con una dosis de politiquería barata; o el mismo trabajo, frente a un computador, con una dosis de buen guerrerismo presidencial… Acciones que se conjugan en la FIESTA DE LA DEMOCRACIA.
Bueno, también desde los diversos espacios de discusión, se ha venido pensando en cómo utilizar herramientas del sistema, para destruir ese sistema; así, los medios de comunicación, utilizados siempre en favor del monopolio, han venido implementándose como opción: En la creación de medios, incluso con el mismo formato de los masivos, pero de y para la gente. Desde la misma universidad pública, o colegio departamental, del distrito, municipal, que son instituciones que siempre se tratan de defender, “qué viva la U… no la dejes, no la dejes privatizar”, “el que no salte no quiere la U.”, y demás rimbombancias que ocultan una ignorancia de quienes la defienden, porque están defendiendo un organismo del Estado, y el poder también ha venido de la misma educación; pues bien, también desde estos órganos, para cambiar el modo de pensar… Y, pues, también se podría hacer desde el mismo sistema electoral, haciéndose elegir…
Retomo la última idea: Una persona, grupo, parche o demás, que tome la vocería y salga con propuestas que salgan más allá de “empleo, educación, salud, oportunidades…”, por ejemplo que diga “se va a abolir la propiedad privada”, o, en casos que conozco, del municipio de Funza, “se van a recuperar los humedales, la calidad de vida y el aire, mediante la reforma y posible revocatoria de la política de puerto seco que se le quiere dar al municipio por ser zona de entrada para Bogotá.” ¿Quién está proponiendo, ¡y haciendo!, algo que se salga del esteorotipo “empleo, educación, salud, oportunidades…”? Es un modelo estándar, lo utilizan hoy en sus campañas, el Movimiento Mira, Convergencia Ciudadana, Colombia Viva, Cambio Radical, El Partido de la U. (y no es de la universidad), el Polo, el Partido Liberal… Todos, porque todos son los mismos politiqueros, los mismos mamertos, los mismos acomodados o los mismos juntados; y, sobretodo, porque todos, todos, justifican que haya un sistema que premie la mayoría, que premie la impunidad, que juegue con los votos al promocionarlos como algo importante pero que a la hora de la verdad el voto que usted puso para completar los miles que no querían una reelección se impusieron sobre los millones que sí… Su voto pasa desapercibido… Y usted, ha perdido un día de trabajo social con la comunidad, de disertación literaria, filosófica, académica, con el vecino. Un día que tendrá de descanso, para seguir al siguiente matándose 10 horas por un ínfimo sueldo, con el que comprará Coca-Cola, y con el que comprará la bandera de Colombia, para colocarla todos los 20 de julio…
La propuesta: No votar, aunque muchos podrán decir, para qué sirve eso… Yo también pregunto lo contrario: ¿Para qué, concientemente, le sirve ir a votar? Y, bueno, si lo van a hacer, ¿por qué no se preguntan si sus candidatos son personas que saben escribir y leer, que saben qué hicieron sus antecesores, que saben que el “empleo, educación, salud, oportunidades…” son factores de asistencialismo que en nada mejora el porvenir, o que no nos ayudará a pensar, que no ayudará, también, a que ese obrero que ya no se pasa 10 sino 12 horas cargando bultos , piense o por lo menos tenga tiempo para meditar sobre su existencia? ¿Por qué no inculcan esa idea?
Solamente quería hacer un texto productivo y provechoso. Muchas gracias por tomarse el tiempo de leerlo, analizarlo, criticarlo, y si quiere, pasarlo, antes de octubre, ¿no?... Muchas gracias.
Adenda: Muy interesante el documental que mostró RCN ayer, sobre el ascenso al Everest… Guillermo Prieto (Pirry) una vez más demuestra que las historias del hombre no son exentas de convivir de y por la naturaleza… Lo dice la cosmogonía indígena. ¡Ah! Y bueno, también demuestra que la señal de este canal privado no solamente sirve para pasar telenovelas o películas de acción descontextualizadas y que sirven de alimento para el rato…
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El grito de la calle árabe: “sin justicia no hay paz.”
Estamos en época de monaguillos, de politiqueros, de santos, de cristianos, de “paras” (supuestamente desmovilizados) que quieren gobernar, de faranduleros, de jóvenes con ganas de probar… Estamos, en fin, en época electoral: Se aproximan las elecciones para “elegir” alcaldes, gobernadores, concejales, diputados; se aproxima el contentillo de la sociedad, las urnas, la libertad de elegir a mi candidato…
Quiero escribir desde lo que conozco, desde mi percepción, quiero escribir como deber ciudadano, como labor social, y, sobretodo, porque quiero desmentir, o, por lo menos, sembrar la semilla de duda en la concepción “democracia”. Y aprovecho la coyuntura adrede…
Desde un espacio de discusión se ha pensado y se ha re conceptualizado lo que se entiende por “democracia”, el poder del pueblo para elegir, y es ésta frase la que enmarca una primera definición de este sistema: La libertad de elegir, sí, la libertad de elegir entre A o B, o hasta C; elegir entre Alas Equipo Colombia, Cambio Radical, y otros uribistas; y el Polo, o, si algunos quieren el Partido Liberal. La libertad dentro de unas condiciones dadas es lo mismo que se conoce como consumismo: Yo tengo la libertad de elegir entre tomar una Coca-Cola o tomar un Águila, o, en otro caso, una manzana Postobón… Yo puedo decidir tomar esto porque lo compro y es lo que encuentro en el mercado. Yo decido entre Peñalosa, Moreno o Galán, porque es lo que encuentro en el mercado, pero en otro tipo de lógica, ojo: en el sistema electoral, en la democracia colombiana.
El consumismo es la base que sustenta el capitalismo, el imperialismo, y a la postre, la subyugación y la pérdida de recursos naturales y humanos… La libertad acá se concibe como un acto falaz, como una matización del dominio, como un contentillo de la sociedad: “Tú vives en este estado con mis reglas, no inventes nada, síguelas, y cree en la felicidad de poder elegir… entre mis productos A, B, o hasta C, pero siempre en mi sistema, siempre con mi dinero, siempre con mis ventajas y despropósitos, siempre apoyándome. No lo dudes… perderías la condición de ciudadano…”, parece escucharse a lo lejos, palabras mal pronunciadas que, seguramente, nunca se oirán, nunca se pronunciarán.
Coca-Cola, Águila (Bavaria, no perdón, Sab-Miller), Postobón… son elementos que ayudan a perpetuar el consumismo, es decir, la subyugación, el deterioro de la calidad de vida, en fin, son el aire de la libertad… que brinda el sistema, en el cual muchos, muchísimos, están absortos, drogados, embelesados. Una muestra de ello es la democracia, ¿y qué es esto sino un ramal más de ese tronco grueso y envejecido del monárquico consumismo, del eterno imperialismo? El sistema electoral, el colombiano en el caso que nos atañe, no ha escapado de esas ataduras de “libertad”: Que es necesario superar un umbral, que la ley de bancadas, que su voto importa pero uno no hace la diferencia, etc., etc. Es decir, “ven, vota, elígeme, porque tengo salud, empleo, educación, oportunidades… necesito tu voto aunque, si acaso (dependiendo del poder), no importa, tengo algunos muertos que me pueden colaborar”. La libertad de una marcación, de una x sobre una foto, sobre un nombre, sobre un logo azul, rojo, o hasta amarillo… La libertad de elegir entre el candidato uribista que propone “empleo, educación, salud, oportunidades…”; el candidato cristiano que apoyándose en “Dios y el pueblo” propone “empleo, educación, salud, oportunidades…”; y hasta el candidato de la izquierda democrática, del Polo, que propone “empleo, educación, salud, oportunidades…”
La democracia es una farsa, que no es ajena al consumo en el centro comercial; al consumo de la telenovela de turno, donde un rico se vuelve pobre y al revés; tampoco es ajena al opio de la sociedad: el fútbol; ni tampoco es extraña de las movilizaciones en contra de las FARC y el secuestro que desconocen problemas más de fondo; y, mucho menos, es extraña al billete de la guerra con el que pagamos parte del pasaje de Trans Milenio… Todo está cortado con la misma tijera del costurero capitalista. La democracia es un contentillo del sistema con la gente, donde se da la oportunidad de que usted se sienta feliz, representado, libre…
“Nadie es libre, hasta que todos lo sean”: Voltaire. ¿Y quién lo es? ¿No es usted el estudiante que se ve obligado a coger Trans Milenio porque le quitaron los demás medios de transporte? ¿No es usted el que estudia en la Distrital porque el sistema no lo dejó en la Nacional? ¿No es usted quien en las elecciones de octubre se va a encontrar con un tarjetón que le da a “escoger” entre A, B, C o hasta voto en blanco, que no sirve para nada porque los invalidan? ¿Usted es libre? ¿A usted no le piden papeles en la calle? ¿A usted no le ponen trabas gubernamentales a la hora de hacer un papeleo o hasta para ser revisado por un doctor? ¿Es usted libre? Si tantas personas no lo son, sólo hay un espacio para la libertad: O el trabajo tipo esclavitud, con una dosis de politiquería barata; o el mismo trabajo, frente a un computador, con una dosis de buen guerrerismo presidencial… Acciones que se conjugan en la FIESTA DE LA DEMOCRACIA.
Bueno, también desde los diversos espacios de discusión, se ha venido pensando en cómo utilizar herramientas del sistema, para destruir ese sistema; así, los medios de comunicación, utilizados siempre en favor del monopolio, han venido implementándose como opción: En la creación de medios, incluso con el mismo formato de los masivos, pero de y para la gente. Desde la misma universidad pública, o colegio departamental, del distrito, municipal, que son instituciones que siempre se tratan de defender, “qué viva la U… no la dejes, no la dejes privatizar”, “el que no salte no quiere la U.”, y demás rimbombancias que ocultan una ignorancia de quienes la defienden, porque están defendiendo un organismo del Estado, y el poder también ha venido de la misma educación; pues bien, también desde estos órganos, para cambiar el modo de pensar… Y, pues, también se podría hacer desde el mismo sistema electoral, haciéndose elegir…
Retomo la última idea: Una persona, grupo, parche o demás, que tome la vocería y salga con propuestas que salgan más allá de “empleo, educación, salud, oportunidades…”, por ejemplo que diga “se va a abolir la propiedad privada”, o, en casos que conozco, del municipio de Funza, “se van a recuperar los humedales, la calidad de vida y el aire, mediante la reforma y posible revocatoria de la política de puerto seco que se le quiere dar al municipio por ser zona de entrada para Bogotá.” ¿Quién está proponiendo, ¡y haciendo!, algo que se salga del esteorotipo “empleo, educación, salud, oportunidades…”? Es un modelo estándar, lo utilizan hoy en sus campañas, el Movimiento Mira, Convergencia Ciudadana, Colombia Viva, Cambio Radical, El Partido de la U. (y no es de la universidad), el Polo, el Partido Liberal… Todos, porque todos son los mismos politiqueros, los mismos mamertos, los mismos acomodados o los mismos juntados; y, sobretodo, porque todos, todos, justifican que haya un sistema que premie la mayoría, que premie la impunidad, que juegue con los votos al promocionarlos como algo importante pero que a la hora de la verdad el voto que usted puso para completar los miles que no querían una reelección se impusieron sobre los millones que sí… Su voto pasa desapercibido… Y usted, ha perdido un día de trabajo social con la comunidad, de disertación literaria, filosófica, académica, con el vecino. Un día que tendrá de descanso, para seguir al siguiente matándose 10 horas por un ínfimo sueldo, con el que comprará Coca-Cola, y con el que comprará la bandera de Colombia, para colocarla todos los 20 de julio…
La propuesta: No votar, aunque muchos podrán decir, para qué sirve eso… Yo también pregunto lo contrario: ¿Para qué, concientemente, le sirve ir a votar? Y, bueno, si lo van a hacer, ¿por qué no se preguntan si sus candidatos son personas que saben escribir y leer, que saben qué hicieron sus antecesores, que saben que el “empleo, educación, salud, oportunidades…” son factores de asistencialismo que en nada mejora el porvenir, o que no nos ayudará a pensar, que no ayudará, también, a que ese obrero que ya no se pasa 10 sino 12 horas cargando bultos , piense o por lo menos tenga tiempo para meditar sobre su existencia? ¿Por qué no inculcan esa idea?
Solamente quería hacer un texto productivo y provechoso. Muchas gracias por tomarse el tiempo de leerlo, analizarlo, criticarlo, y si quiere, pasarlo, antes de octubre, ¿no?... Muchas gracias.
Adenda: Muy interesante el documental que mostró RCN ayer, sobre el ascenso al Everest… Guillermo Prieto (Pirry) una vez más demuestra que las historias del hombre no son exentas de convivir de y por la naturaleza… Lo dice la cosmogonía indígena. ¡Ah! Y bueno, también demuestra que la señal de este canal privado no solamente sirve para pasar telenovelas o películas de acción descontextualizadas y que sirven de alimento para el rato…
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El grito de la calle árabe: “sin justicia no hay paz.”
1 comment:
Me parece que el texto es muy coherente y denuncia bastantes problemáticas que agobian hoy a este país y otros de latinoamérica. Pero, para el autor, ¿Será que no haciendo oposición podremos aguantar a este dictador mediático que tenemos como presidente? Considero que por el momento no queda más sino escoger la opción menos mala e impulsar desde la misma educación una salida a esta inmundicia. El texto es bueno pero es hora de que no sólo denunciemos sino de que propongamos. Dátaco
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