Alerta
Misterio ronda último crimen de periodista colombiano; avalancha de amenazas de muerte contra periodistas de la costa Atlántica.
Misterio ronda último crimen de periodista colombiano; avalancha de amenazas de muerte contra periodistas de la costa Atlántica.
29/11/2006
(Bogotá, Colombia)
“Hago un llamado a la solidaridad internacional por la situación de la libertad de prensa en Colombia. Lo que está sucediendo es una verdadera locura”, declaró el director del Centro de Solidaridad de la Federación Internacional de Periodistas, Ceso-FIP, Eduardo Márquez. “Estábamos redactando una alerta por el crimen de un periodista en Bogotá, cuando recibimos una llamada de auxilio de un colega de Montería, pues unos hombres armados querían asesinarlo en ese momento (ver nota 1). Diez minutos después, periodistas de Santa Marta, llamaron a informar que otro colega se encontraba huyendo tras amenazas de un nuevo grupo paramilitar (ver nota 2). Horas atrás habíamos recibido un informe sobre amenazas a cuatro periodistas del departamento de Sucre (ver nota final). Esta hostilidad contra los periodistas debe terminar ya, pues lo que está en juego es el sistema democrático”.
Otro crimen más…
Ayer, en el municipio de La Plata, Huila, al sur del país, fue enterrado el veterano periodista Marino Pérez Murcia, asesinado el pasado domingo en Bogotá, en circunstancias por esclarecer. El colega, de 58 años, que recibió un impacto con arma de fuego en la base del cráneo, fue abandonado por sus asesinos en una calle oscura, donde minutos más tarde fue hallado por habitantes del barrio Galerías.
Ayer, en el municipio de La Plata, Huila, al sur del país, fue enterrado el veterano periodista Marino Pérez Murcia, asesinado el pasado domingo en Bogotá, en circunstancias por esclarecer. El colega, de 58 años, que recibió un impacto con arma de fuego en la base del cráneo, fue abandonado por sus asesinos en una calle oscura, donde minutos más tarde fue hallado por habitantes del barrio Galerías.
Pérez Murcia era corresponsal de radio Habana, colaborador esporádico del diario Le Monde y realizaba informes televisivos para un canal alemán. Había sido corresponsal de las cadenas radiales colombianas Caracol y Todelar, y trabajó como reportero en la guerra del Golfo Pérsico.
En un breve paso por la política, aspiró, infructuosamente, a la alcaldía de La Plata, su pueblo natal. Muy joven viajó como polizón a los Estados Unidos, donde, después de mucha insistencia, consiguió una audiencia con el entonces Senador Eduard Kennedy, de quien se convirtió en su asistente personal.
Según declaraciones de su sobrino y periodista Hárold Pérez a la cadena Todelar, el colega asesinado estaba adelantando contactos para la liberación de tres asesores militares norteamericanos que se encuentran en poder de la guerrilla de las FARC, desde febrero del 2003, tras el derribamiento de su avioneta en el amazónico departamento del Caquetá. “Estaba centrado en lograr una entrevista exclusiva con el comandante guerrillero Simón Trinidad, preso en los Estados Unidos y para ello se valía de algunos contactos que tenía con el FBI”, explicó.
José Darío Pérez, hermano del periodista, manifestó que no hay claridad sobre los móviles del crimen, pues encontraron sus pertenencias, lo que descartaría un robo.
“Cada vez que un periodista es asesinado, nuestra frágil democracia no solo pierde una voz, sino también legitimidad”, dijo Eduardo Márquez, director del Centro de Solidaridad de la Federación Internacional de Periodistas Ceso-FIP. “Marino es el quinto periodista asesinado en Colombia, en lo que va corrido del año, sin que las autoridades den muestras serias de querer esclarecer estos crímenes”.
Recordó que, desde 1989, más de ciento treinta colegas han caído víctimas de la intolerancia, la mayor parte por razones del oficio, y que solamente en cuatro casos han sido capturados los autores materiales. “Esta monstruosa impunidad que ha convertido en “normal” el asesinato de quienes informan a la sociedad, es el mejor aliciente para los criminales. Si además tenemos en cuenta las infames condiciones de contratación y la amenaza constante, como la que padecen los periodistas de la costa Atlántica por cuenta de corruptos y paramilitares, hablar de libertad de prensa en Colombia, es una verdadera audacia”, concluyó.
Nota 1: al momento de redactar esta alerta, el periodista Clodomiro Segundo Castilla de la ciudad de Montería, Córdoba, le informó al director de Ceso-FIP que unos hombres armados estaban intentado ingresar a su residencia. La policía de la ciudad fue alertada pero se negó a ir hasta el lugar donde se encontraban los presuntos criminales. El colega ha recibido innumerables amenazas telefónicas, padecido seguimientos, pedradas en las ventanas de su casa, como resultado de las denuncias hechas primero en Radio Panzenú y luego en la Voz de Montería -con los periodistas Rafael Gómez y Adolfo Berrocal-, tras denunciar el despilfarro de aproximadamente $ 21.000 (cerca de US 10 millones millones) de la salud. El año pasado, según informó a través de los micrófonos, fue amenazado de muerte por el propio secretario de Salud, de quien se sabe es familiar de un jefe paramilitar. Castilla, junto a sus colegas de radio Montería, ha padecido, inclusive, cortes de energía a la emisora mientras su programa “Bloque Informativo”, está al aire, como le consta al director de Ceso-FIP quien visitó la ciudad, a comienzos de octubre, para acompañar la conformación de la Asociación Cordobesa de Periodistas.
Nota 2: Cuando era redactada la anterior nota, periodistas de la ciudad de Santa Marta, Magdalena, llamaron a Ceso-FIP a informar que el colega José Ponce Obispo, director de Radio Galeón, de esa población costera, se encontraba huyendo tras recibir información fidedigna sobre una orden de asesinato proferida por mandos del nuevo grupo paramilitar conocido como “Las Águilas Negras”. El periodista había recibido amenazas telefónicas en días pasados.
Intento de mordaza a los periodistas de Sucre.
Durante los últimos meses y a medida que se ponen en evidencia los vínculos de congresistas y conocidos políticos de la costa Atlántica con los grupos paramilitares, las amenazas contra periodistas de la región vienen en aumento. Llamadas telefónicas, mensaje de texto, amenazas personales y hasta sufragios mortuorios son el precio que deben pagar valientes reporteros, por cumplir con su deber.
Robinson Ruz Ruz, quien trabaja como periodista invitado en Radio Piragua y como asesor del senador sucreño Antonio Guerra De la Espriella, recibió, en la emisora, un sobre a su nombre con un sufragio mortuorio, el pasado martes. Recientemente ganó un premio regional de periodismo por un trabajo sobre los vínculos entre paramilitares y políticos. Hace unos meses, el camarógrafo de Telecaribe Humberto Porto fue agredido por dos concejales de Sincelejo quienes lo acusaron de grabar material del Concejo para entregárselo a la guerrilla. El reportero gráfico prendió su cámara en el momento del incidente y llevó el video a las autoridades. Uno de los concejales, José David González, fue capturado el pasado lunes por concierto para delinquir en la conformación de grupos paramilitares. Con insistencia y en malos términos desconocidos se le han acercado para que retire los cargos. La colega Marlyn Vieira Mercado, reportera de Radio Piragua, fue preguntada en varias ocasiones y con insistencia por dos sujetos que se movilizaban en una motocicleta sin placas, el pasado 24 de octubre. Por su parte, la periodista de El Meridiano de Sucre, Olga Bru, quien cubre información del municipio de Sincelejo, recibió llamadas amenazantes donde le reclamaban su comportamiento de los últimos días y le advertían sobre consecuencias que lamentar. Esto sucedió, luego de una serie de informes sobre irregularidades en la administración local.
A continuación, transcribimos la declaración que sobre el tema, el director de Ceso-FIP dio a un medio regional, el día de hoy:
En nombre de los cerca de 500.000 periodistas de 120 países afiliados a la Federación Internacional de Periodistas, quiero manifestar nuestra solidaridad con los colegas de Sucre. Sabemos del sufrimiento que los acompaña, por cuenta de intolerantes que, mediante la violencia y la corrupción, han hecho del departamento una de las regiones más pobres y sin futuro del continente. Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para que el Estado colombiano cumpla con su deber de garantizar el libre ejercicio del periodismo. Llevaremos los casos recientes de amenazas ante las autoridades y ante organismos internacionales de justicia. Lamentablemente, muchos de nuestros tribunales no escapan a la nefasta influencia de quienes hoy ameritan titulares de prensa por masacres de ciudadanos humildes, crímenes selectivos de opositores, desplazamiento forzado, narcotráfico, tráfico de armas, robo del erario público, delitos electorales, sobornos, amenazas...
Tras la polvareda levantada por la vinculación de políticos a grupos armados ilegales, está el trabajo de periodistas de carne y hueso que se juegan la vida por mantener informados a sus conciudadanos. Es verdad que en ocasiones hemos cometido errores pero ¿qué sería de una región o un país sin periodistas? Serían víctima del rumor y de los abusos de todas las formas de poder. Sin periodistas ¿quién haría las preguntas? Sin periodistas ¿quién develaría la arbitrariedad? Somos los garantes del derecho ciudadano a estar bien informados. Por lo tanto, amenazar a un periodista es amenazar a toda la sociedad. Esperamos que así lo asuman todos los sucreños de bien.
Ceso-FIP.
A continuación, transcribimos la declaración que sobre el tema, el director de Ceso-FIP dio a un medio regional, el día de hoy:
En nombre de los cerca de 500.000 periodistas de 120 países afiliados a la Federación Internacional de Periodistas, quiero manifestar nuestra solidaridad con los colegas de Sucre. Sabemos del sufrimiento que los acompaña, por cuenta de intolerantes que, mediante la violencia y la corrupción, han hecho del departamento una de las regiones más pobres y sin futuro del continente. Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para que el Estado colombiano cumpla con su deber de garantizar el libre ejercicio del periodismo. Llevaremos los casos recientes de amenazas ante las autoridades y ante organismos internacionales de justicia. Lamentablemente, muchos de nuestros tribunales no escapan a la nefasta influencia de quienes hoy ameritan titulares de prensa por masacres de ciudadanos humildes, crímenes selectivos de opositores, desplazamiento forzado, narcotráfico, tráfico de armas, robo del erario público, delitos electorales, sobornos, amenazas...
Tras la polvareda levantada por la vinculación de políticos a grupos armados ilegales, está el trabajo de periodistas de carne y hueso que se juegan la vida por mantener informados a sus conciudadanos. Es verdad que en ocasiones hemos cometido errores pero ¿qué sería de una región o un país sin periodistas? Serían víctima del rumor y de los abusos de todas las formas de poder. Sin periodistas ¿quién haría las preguntas? Sin periodistas ¿quién develaría la arbitrariedad? Somos los garantes del derecho ciudadano a estar bien informados. Por lo tanto, amenazar a un periodista es amenazar a toda la sociedad. Esperamos que así lo asuman todos los sucreños de bien.
Ceso-FIP.
*****************************
El anterior escrito no refleja necesariamente la postura política e ideológica de EL MACARENAZOO, por lo tanto no se responsabiliza del mismo. Imagen tomada de: http://www.revistainterforum.com/images/051202LibertadPrensaColombia6.jpg